¡Delenda est pollutio!, ¿Por qué hay pandemias en el mundo?

 

Hoy se ha pasado un poco el horror absoluto que despertaba el SIDA o virus VIH. Pero es reciente el miedo que ha despertado hace poco el ZIKA, y que causó el Ébola.

Hoy hay bastantes menos epidemias que se convierten en pandemias: Enfermedades que se extienden a poblaciones casi completas.

Conocemos que en el Imperio Romano hubo al menos tres episodios de pandemias muy serias, en la época de Tito, hacia los años 80, la peste galénica alrededor del 180 y la, probablemente bubónica, peste del imperio oriental de Justiniano en el 541 que cortó de raíz la recuperación de Bizancio en una fecha muy cercana al establecimiento del Islam.

Europa se fué recuperando muy lentamente de la desaparición del imperio romano de Occidente, causada, muy probablemente, por la sucesión de epidemias y el debilitamiento genético y una disminución radical de la natalidad entre sus pobladores mediterráneos, que fueron dejando el sitio a las tribus nórdicas y del este, que avanzaban por lo general como mareas pacíficas llenado huecos vacíos.

Cuando las poblaciones europeas comenzaban a coordinarse y trataban de recobrar la idea de un conjunto organizado de naciones (guerreando entre sí por migajas de pan, pero tratando de organizarse) apareció la Peste Negra, en 1346, que provoco la muerte de entre la mitad y tres cuartos de su población.

La epidemia, convertida en pandemia, se propagaba por las pulgas que llevaban las ratas que cohabitaban, no ya las ciudades europeas, sino que convivían con las personas dentro de sus hogares. Las pulgas portaban una bacteria, la Yersinia pestis que mataba en plazos de días a la mayoría de los infectados.

Es razonable suponer que toda la población europea sufrió picaduras de esas pulgas, pero se constaba que en los mismos hogares había personas que enfermaban y morían y otras que sobrevivían.

La conclusión es evidente: Lo mismo que entre personas que comen lo mismo unas engordan y otras se mantienen delgadas, hay personas que destruyen a las bacterias que las invaden y otras sucumben a ellas. En un corralito de empresa hay seis personas con resfriado y cuatro sanas. ¿No se han contagiado las sanas o sus sistemas inmunológicos han frenado o eliminado la enfermedad antes de que se presenten los síntomas?

Los virus son códigos de tipo software de ordenador: Secuencias de instrucciones para ensamblar proteínas, similares a los que cada ser vivo porta en sus cadenas de ADN. Ni son malos ni buenos , ni son asesinos ni dejan de serlo. Son elementos de la naturaleza lo mismo que los volcanes , o los pedriscos, o los árboles podridos que matan todos los años a personas en Madrid al caerles encima.

Cuando un virus tiene materiales adecuados en su entorno, ensambla proteínas como hacen los genes dentro de nuestras células.

El problema está en que las proteínas que fabrican nuestros genes se coordinan con las demás y nos mantienen vivos, mientras que las que fabrican los virus son, en muchos casos, veneno puro: Destruyen tejidos esenciales para el funcionamiento del cuerpo.

Los virus mutan, como mutan nuestros genes, y bien contentos tenemos que estar de que estos últimos muten, pues como ”sapiens” somos el resultado de una o varias (probablemente muy pocas ) mutaciones de los genes de los homínidos.

Un virus es una cadena doble acoplada y secuencial de codificadores, y se reproduce dividiéndose en dos líneas que se reacoplan acto seguido. Los reacoplos no son siempre los mismos: Esto es lo que se llama mutaciones, de una cadena A1, surgen cadenas A2, A3, …, y hasta B1,…. Z9.

Es un proceso muy rápido y muy diverso que funciona constantemente en todo lo que lleve cadenas replicadoras. En los organismos muy complejos, como los cuerpos humanos, la gran mayoría (99.9999999…. %) de las mutaciones no son viables y desaparecen destruidas por los sistemas de control inmunológico.  Así los homínidos mutamos de muy tarde en tarde (pero habrá nuevos apellidos para los ‘homo’).

Pero los virus que andan por el mundo, en charcas, en barros secos, en otros organismos, mutan a toda velocidad. La gran mayoría de las mutaciones son inocuas, pero hay algunas que, dentro del conjunto de proteínas adecuado (seres vivos) se propagan velozmente, destruyendo en su propagación el funcionamiento de esos seres vivos concretos.

El virus del SIDA (así lo conocen la mayoría de los lectores) o VIH es uno de estos.  Se propagaba por contacto entre mucosas húmedas en entornos con la acidez necesaria para su mantenimiento (en general sexo anal) y puesto que nadie sabía de su existencia ni de su modo de transmisión, su propagación no tenía barreras.

Si cogemos un tablero de ajedrez y ponemos una lenteja en el primer cuadrado, dos en el segundo, cuatro en el tercero, y así en el resto de los cuadraditos, duplicando  la cantidad cada vez, el crecimiento no se nota en las primeras líneas, pero es inmenso a partir de la mitad del tablero.

La epidemia se propagaba lentamente en el Caribe en los años 69 del pasado siglo  pero crecía sin que las gentes la identificaran como tal: Había cánceres de piel, y muertes sin enfermedad reconocida, pero siempre las había habido de manera que no se investigaba sobre ellas, además de la escasa capacidad médica de esa región en aquellas fechas.

Se trasladó a Nueva York, como las bacterias  Yersinia, por arrastre de otros seres vivos, en este caso personas humanas que practicaban sexo anal.

Se convirtió, como las lentejas del ajedrez, en pandemia.

Sabemos estimular al cuerpo humano para que desarrolle sistemas inmunológicos contra virus nuevos (la vacuna anual de la gripe, por ejemplo). Pero no sabemos convertir virus dañinos en virus neutros. No nos llega aún el conocimiento para ello.

El virus de  la  ‘viruela’ (la enfermedad del virus) muta poco: Se pudo controlar con vacunaciones masivas.

El virus del SIDA muta mucho: Ha sido dificilísimo encontrar las formas de mantenerlo a raya.

Hoy sabemos mucho de la vida. Pero cuanto mas sabemos, mas conocemos que las formas de ésta son un número equivalente al de un tablero de ajedrez con el juego de las lentejas, pero un tablero de ajedrez en tres dimensiones y con filas de mil casillas.

Conseguiremos vivir cada vez mejor, pero nunca eliminaremos los mecanismos de reproducción de otras secuencias de códigos de reproducción.

¡Delenda est pollutio!

Fuente – Leer Mas

https://youtu.be/sUNlgmS80rY

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