Tomar el sol después del confinamiento, 3 preguntas y respuestas

Aunque es una alegría poder retomar nuestras actividades al aire libre en primavera donde los días se alargan, hay que ser precavidos y responsables incluso ante la mínima exposición, ya que después de tantos días sin disfrutar de la exposición solar, unos malos hábitos y rutinas pueden tener graves consecuencias tanto para nuestra piel como para nuestra salud. El sol tiene muchos beneficios, pero también múltiples riesgos. Por eso, cuanta más información se disponga al respecto, más fácil será tomar las decisiones adecuadas.

 

¿Puedo utilizar las cremas solares que me sobraron la temporada anterior?

No se debería. Por norma general, los productos solares suelen tener un periodo de validez de 12 meses una vez abiertos. Esto significa que, tras el primer uso, el producto es capaz de mantener su integridad y efectividad durante ese período. Más allá de ese tiempo, es más que probable que, aunque el producto a simple vista esté en perfectas condiciones, sus filtros hayan perdido efectividad y no protejan como se supone que deberían hacerlo. Así que, una vez finalizada la temporada estival, hay que asegurarse de que acabas todos tus protectores solares, por ejemplo, dándoles uso como productos de uso diario.

 

¿Si utilizo un factor de protección alto me broncearé?

Sí rotundo. Como decíamos antes, no existe una protección solar en el mercado que ofrezca un bloqueo total de la radiación, de manera que aunque apliquemos una crema solar la piel siempre estará expuesta a algo de radiación y por tanto se bronceará. Es cierto que lo hará de manera más lenta, pero también mucho más segura evitando así las peligrosas quemaduras solares.

 

 ¿Necesito utilizar protección solar si está nublado?

Otro rotundo sí. Los días nublados son igual de peligrosos que los días en los que luce un sol de escándalo. Cuando el cielo está cubierto, las nubes absorben parte de la luz, pero no toda la radiación ultravioleta. Hay una parte importantísima que consigue traspasar la barrera de las nubes que se debe tener muy en cuenta. De hecho, los días nublados, al no tener la misma sensación calorífica de los días soleados sobre la piel, hacen que las exposiciones solares sean más cómodas con lo que se suele bajar la guardia y se tiende a sobreexponerse al sol pudiendo llegar incluso a quemarnos.

 

 

 

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