En busca de la salud reproductiva

La salud reproductiva depende de muchos factores (fisiológicos y psico-emocionales) y se puede ver alterada por diferentes motivos. De todos ellos, el factor hormonal es especialmente relevante, pero este, a su vez, es muy sensible a los factores psicoemocionales.

Existen alimentos con componentes que pueden regular la producción de hormonas sexuales femeninas. En la mujer, las hormonas que afecten al desarrollo genital y al ciclo ovárico influirán en su capacidad reproductiva y, además, en su apetito sexual.

En el último estudio norteamericano de los llamados Nurses’ Health Study, un proyecto de investigación a largo plazo, que buscaba los efectos de la dieta y otros factores en el desarrollo de enfermedades crónicas y su influencia en la fertilidad, se recogieron algunos datos muy interesantes sobre las estrategias nutricionales para la salud reproductiva. Parte de esas estrategias, junto a datos obtenidos de otros estudios y la experiencia de expertos en nutrición, se encuentra recogida en el siguiente apartado.

Alimentos y nutrientes que favorecen la fertilidad en la mujer

CARBOHIDRATOS

Sabemos que la gran mayoría de nuestras calorías debe proceder de los hidratos de carbono, pero en la dieta estándar sólo abundan pan, patatas, pasta y arroz “blancos”. Se ha visto que el consumo frecuente y elevado de este tipo de carbohidratos (de asimilación rápida) favorece el aumento continuo de azúcar e insulina en sangre. Esta alteración metabólica, a largo plazo, puede alterar el delicado balance hormonal necesario para reproducción hasta el punto de generar cambios en la ovulación, especialmente si, además, se prescinde de grasas insaturadas esenciales.

En cambio, en el famoso estudio anteriormente nombrado, se vio que las mujeres que tenían una alimentación basada en hidratos de carbono integrales tenían más probabilidades de quedar embarazadas debido al equilibrio glucémico.

Por tanto, la ingestión de fuentes de hidrato de carbono de asimilación lenta, como los granos integrales (arroz integral, avena integral, quinoa, trigo sarraceno, etc.), legumbres, frutos secos, frutas frescas y enteras, etc., favorecerá la fertilidad.

PROTEÍNAS

Todos los estudios y revisiones concluyen que a más cantidad de proteína animal y menos de proteína vegetal, más números hay para verse afectada por la infertilidad ovulatoria.

En el estudio de Nurses’ Health, la adición de una ración al día de carne roja, pollo o pavo predecía el aumento de casi un tercio en el riesgo de infertilidad ovulatoria. Añadir una porción de pescado diaria o los huevos no parecían influir sobre la fertilidad ovulatoria. Sin embargo, la adición de una ración diaria de legumbres, guisantes, soja y otras semillas, predijo una modesta protección contra la infertilidad ovulatoria.

LA SOJA

Hace tiempo que hay un debate sobre el consumo de soja y sus efectos sobre la salud. Por una parte, se comenta que las isoflavonas de la soja podrían tener una actividad reguladora de los estrógenos, reduciéndolos en caso de hiperestrogenismo o ayudando a su formación en caso de déficit (ambas situaciones son posibles causa de infertilidad). Pero, por otro, queda la duda de la procedencia del grano de cultivo convencional y su manipulación genética.

Los granos de soja transgénicos (OGM) tienen acciones nocivas: dificultan la absorción de nutrientes, favorecen la inactividad tiroidea, a la vez que generan trastornos del crecimiento y el desarrollo en niños y disrupción hormonal en los hombres.

Sea como sea, mejor siempre consumirla ecológica y no OGM… Y, por supuesto, evitar el consumo regular en niños y hombres de fuentes de soja rica en isoflavonas.

GRASAS

Una dieta rica en grasas saturadas y pobre en poliinsaturados puede disminuir la producción de progesterona y aumentar los estrógenos. Pero una dieta carencial en grasas en general, también puede generar desequilibrios hormonales, especialmente en el ciclo menstrual.

Las grasas poliinsaturadas favorecen la sensibilidad a la insulina y esto puede ayudar al equilibrio glucémico y hormonal-reproductivo.

Por otra parte, una dieta rica en grasas transferibles (comida rápida, productos alimentarios preparados industrialmente, frituras, aceites vegetales hidrogenados) es una de las causas más probables de reducción de la ovulación y, por tanto, de la probabilidad de concepción. Y los efectos negativos pueden observarse pronto, con una ingestión diaria de sólo 4 g diarios de este tipo de grasa.

Por ello, controlar el tipo de grasas de la dieta es primario para favorecer el equilibrio hormonal.

GRASAS Y PROTEÍNAS

Antes ya hemos comentado su importancia en la salud reproductiva femenina, miremos cómo influye en la masculina: La dieta rica en grasas y pobre en proteínas puede reducir la producción de testosterona y esto influirá negativamente sobre la producción de espermatozoides. Además, un exceso de grasas en la dieta generará sobrepeso (ver más adelante la relación entre peso y fertilidad) y gran cantidad de grasas en sangre, lo que dificultará la erección.

Disruptores hormonales y fertilidad masculina: ¿qué?

Un estudio de la Universidad de Harvard concluía que los ftalatos en la dieta podían provocar reducción de la producción de esperma e influir en su calidad.

Los ftalatos se usan para la elaboración de plásticos como PVC y de envases alimentarios. Se acumulan en el tejido adiposo y en los testículos, son disruptores hormonales que alteran la producción de testosterona y alteran la información genética de los espermatozoides.

En esta misma tesitura estaba el bisfenol A, materia prima para elaborar diferentes plásticos (policarbonados, PVC).

En la línea de disruptores de origen natural, la polémica está servida con el uso continuado de la soja en alimentación. Hay quienes afirman que el consumo de cantidades elevadas de fuentes de isoflavonas puede reducir la disponibilidad de testosterona y la formación de espermatozoides en el hombre, debido a que la actividad pro-estrogénica de estas moléculas puede aumentar los niveles de estrógenos en sangre.

Ftalatos, bisfenol A y plaguicidas son considerados los disruptores hormonales que más reducen la calidad del semen.

Sobre el peso ideal para la fertilidad

En todo hay un punto medio y, en este caso, no será menos. Tanto el exceso de peso como el déficit pueden interrumpir los ciclos menstruales normales, alterar la ovulación o detenerla completamente. Se ha observado que las mujeres con un índice de masa corporal (IMC) muy elevado o muy bajo son más propensas a tener problemas de infertilidad ovulatoria que las de IMC medio (de 20 a 24).

El exceso de peso:

– Reduce las probabilidades de éxito de las técnicas de reproducción asistida.

– Aumenta las posibilidades de aborto.

– Aumenta el riesgo de desarrollar alteraciones durante el embarazo (hipertensión arterial, diabetes, etc.).

– Aumenta las posibilidades de necesidad de cesárea durante el parto.

Hay pocos estudios sobre la influencia del sobrepeso en la fertilidad de los hombres, pero todos los existentes sentencian que el sobrepeso influye negativamente en la producción de testosterona y espermatozoides ágiles. Aunque no es una conexión sólida, no está de más considerar el bajar de peso cuando queremos aumentar nuestra capacidad reproductiva. Además, bien mirado, siempre será saludable para el organismo la opción de normalizar su peso.

FRUTAS Y VERDURAS

Una investigación de la Sociedad Americana de Medicina Reproductiva mostraba que el 83% de los hombres infértiles estudiados tenía un bajo consumo de frutas y verduras (consumo inferior a 5 unidades diarias), en comparación con el 40% de hombres fértiles que sí ingería las cantidades adecuadas.

Otro estudio constató que la motilidad espermática era inferior en aquellos hombres que consumían pocas frutas y verduras.

Y es que las frutas y verduras son fuente de elementos esenciales y antioxidantes que favorecen la producción de esperma en buenas condiciones: células libres de mutaciones y con excelente motilidad

EN RESUMEN

Sabemos que la dieta puede ayudar o perjudicar al funcionamiento del organismo (repercute en el sistema cardiovascular, en el sistema inmunitario, en la probabilidad de padecer cáncer), por ello, no nos debe extrañar que influya también sobre la sexualidad.

Con frecuencia leemos que en los alimentos hay sustancias capaces de regular la producción de hormonas sexuales y, por ello, actuar sobre la fertilidad. Pero suele ser más difícil ver la relación que existe entre lo que comemos y el deseo sexual, dado que éste no está solo condicionado por componentes químicos u hormonales, si no que todos sabemos que también deriva de un cúmulo de sensaciones y emociones. Y aún así la dieta también tiene influencia sobre nuestra energía vital y sobre nuestro estado de ánimo.

Hay diversos estudios que han sugerido que ­la mala calidad de la dieta y el déficit de ciertos nutrientes afectan a la capacidad reproductiva masculina y femenina. Y es que la dieta estándar, la más habitual de la población, suele ser carencial y rica en tóxicos y disruptores hormonales (aditivos, pesticidas). Además, no olvidemos que la creciente tendencia al estrés y un entorno contaminado generan una pésima influencia en este tema.

Por tanto, construyendo una dieta adecuada, basada en los pilares de la alimentación sana, consejos naturopáticos y algunas evidencias científicas, podremos favorecer el aumento de la fertilidad o del deseo sexual. Pero, para conseguir buenos resultados con la dieta, no sólo debemos escoger bien los alimentos, también debemos cultivar la paciencia. Un cambio de dieta no suele ser eficiente en este ámbito de la noche a la mañana, más bien necesitaremos de varios meses para disfrutar de sus beneficios. De todos modos, para aumentar la eficacia y favorecer este proceso es recomendable acompañar la dieta con complementos nutricionales específicos, sin olvidarnos de unos correctos de hábitos de vida y de nuestro equilibrio psicoemocional.


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